La pandemia está representando un enorme desafío de transición: la necesidad de salir de una situación en la que la economía real ha estado en coma por medidas de distanciamiento social, para construir un camino hacia el crecimiento y la prosperidad. Dando inicio a nuevas prioridades para la supervivencia y continuidad operativa.
Las únicas herramientas, en la actualidad, que pueden frenar la epidemia son la cuarentena y el distanciamiento social agresivo. Desafortunadamente, estas medidas impiden los movimientos de bienes entre personas y equivalen a congelar el aparato económico durante un largo período, una condición para la cual existen pocos precedentes históricos. Nuestra mejor esperanza es la colaboración extraordinaria y comunicaciones alineadas entre los gobiernos, sistemas de salud y empresas, así como la innovación normativa y política.
A medida que la enfermedad esté bajo control, las empresas deberán comenzar el viaje para conquistar al nuevo cliente (transformado en comportamiento y patrones de consumo) en el mundo posterior a la crisis.
Dos tendencias ya son claras. La primera es la aceleración masiva del cambio hacia plataformas y canales digitales. Las empresas tradicionales deberán asegurarse de participar plenamente en este cambio para permanecer activas.
El segundo es el enorme desafío de restaurar la confianza de los consumidores. las empresas deberán implementar medidas de fomento a la confianza, tanto individual como colectivamente.
Lo que había sido una transformación digital, discrecional, a su propio ritmo, se ha convertido en una prioridad urgente, la economía ‘virtual’ de los canales en línea están acelerando la penetración de los modelos comerciales digitales.
Las organizaciones públicas y privadas han pasado décadas construyendo cadenas de suministro globales eficientes y extensas. Su efectividad se ha medido en términos de velocidad y rentabilidad. COVID-19 ha demostrado que los sistemas construidos principalmente para maximizar la eficiencia tienden a ser frágiles bajo tensión.
Antes de la crisis, los CEO comenzaban a involucrarse profundamente en el propósito corporativo, la sustentabilidad, políticas de género, etc. Esta agenda ciertamente se volverá más urgente y específica como resultado de COVID-19. Los ciudadanos y las pequeñas empresas están sufriendo enormes dificultades, debemos esperar un intenso escrutinio sobre la relevancia social y las contribuciones de las corporaciones. En el futuro es probable que se recuerde durante muchos años, cómo las empresas individuales actuaron y que comunicaron en este período extraordinario de pandemia.
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