Inteligencia Emocional

7/2/2024

Inteligencia Emocional 

Es un buen momento para empezar a practicar Mindfulness

La ira, el miedo e incertidumbre siempre han estado presentes en nuestras vidas y han afectado la forma en que trabajamos. El liderazgo más actualizado integra técnicas de salud mental y emocional para impulsar la productividad en el capital humano. La atención plena es una de las herramientas más accesibles para afrontar y gestionar las emociones más complejas. 

Desafortunadamente, un error común que se escucha al hablar con ejecutivos sobre la atención plena es que esta tiene como objetivo desapegarse de los sentimientos. Se trata de un malentendido potencialmente perjudicial; de hecho, la atención plena puede ayudarnos a ponernos en contacto con nuestras emociones y superar la tendencia que la mayoría tenemos a evitarlos. Pasarlas por alto es perjudicial no sólo para nuestra propia salud y bienestar, sino también para nuestras relaciones con los demás. Las investigaciones sugieren que los profesionales que están capacitados para fingir sus sentimientos tienen muchas más probabilidades de experimentar problemas de salud física y mental.

Comúnmente usamos tres formas para evitar los sentimientos:

1. Represión.
2. Evasión.
3. Reactividad. 

Evitar las emociones genera muchas desventajas. Un sentimiento ignorado no se resuelve. La ira reprimida, por ejemplo, no desaparece: se reprime y puede hacernos sentir más agresivos, o se transforma en agresividad pasiva y poco a poco erosiona nuestras relaciones. La tristeza puede indicar que necesitamos lamentarnos por algo y dejarlo ir. Las emociones suelen ser señales de que se necesita alguna acción. 

Cuando se practica correctamente, la atención plena puede permitirnos ponernos en contacto con nuestras emociones y resolverlas de forma productiva. Aquí hay cuatro estrategias para gestionarlas saludablemente antes de que afecten la salud, carrera y relaciones importantes.

1. Se comienza por respirar. 

El primer paso es hacer una pequeña pausa e inhalar conscientemente por par de segundos.

2. Sentir la emoción, sin juzgar ni controlar.

El paso clave para volverse consciente es comprender qué es lo que se está sintiendo. Muchos de nosotros tenemos poca educación emocional y, en medio del estrés de las reuniones consecutivas, a menudo ni siquiera sabemos qué sentimientos traemos con nosotros a una situación determinada. Las investigaciones han demostrado que poner nombrar nuestras emociones (cuanto más específicos, mejor) puede reducir la angustia causada por una experiencia. A lo largo del día, al detectar frustración, ansiedad o tristeza se debe encontrar un momento para hacer una pausa para darle identidad a lo que estamos sintiendo. 

3. Ubicar la emoción en el cuerpo.

La mayoría de nosotros sentimos en partes específicas del cuerpo. No intentes cambiarlo ni hacer nada con él; simplemente obsérvalo. ¿Cuál es la sensación? Cuando haces esto, normalmente notarás que las sensaciones y sentimientos corporales no son estáticos. Una vez que dejas de resistirte al sentimiento y le prestas la atención adecuada, a menudo se moverá y eventualmente se disipará. Este enfoque puede suponer un cambio de paradigma sorprendente para muchos de nosotros que no estamos acostumbrados a permitir nuestros sentimientos.

4. Deja la interpretación, no el sentimiento.

Nuestras mentes son máquinas generadoras de pensamientos y rápidamente se nos ocurren todo tipo de explicaciones para nuestros sentimientos, muchas de ellas centradas en culpar a otros por cómo nos sentimos (“Estoy enojado porque mi jefe no apoya mi proyecto”) o construir razones de por qué deberíamos sentirnos como nos sentimos. La atención plena nos permite darnos cuenta de que, si bien los eventos externos pueden haber sido el desencadenante de nuestros sentimientos, es nuestra interpretación de esos eventos la que realmente los causa, lo que nos devuelve la agencia. 

Nuestras historias pueden ser interminables y reforzarse a sí mismas, y participar en ellas normalmente sólo genera más historias. En mindfulness, aprendemos a desvincularnos gradualmente de nuestra creencia en estas historias. De hecho, gran parte de lo que hacemos con esta técnica es darnos cuenta de que estamos atrapados en un pensamiento y luego regresar a la respiración.

Dejar de lado la historia, no el sentimiento, nos permite abordar la situación con curiosidad y voluntad de aprender, y aprovechar la energía detrás del sentimiento puede impulsarnos a la acción. Nos ayuda a mover nuestro enfoque del pasado al futuro y las posibilidades que ofrece.

Como vemos esta la atención plena o mindfulness habla de poner atención y reconocer lo que estamos sintiendo en lugar de evadirlo, (o hacerlo a un lado, como por muchos años se creyó, que en el trabajo y negocios no se incluyen las emociones; solo la mente en forma de ideas y análisis) hoy en día trabajar en el desarrollo personal integral es el nuevo paradigma para el éxito empresarial.

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