Liderazgo.
Estamos habituados a los horarios de 9 a 6 o, a los de jornada partida en los que se ocupa buena parte de la mañana y de la tarde. Una de las explicaciones más habituales tiene puntos comunes con el cambio de hora: aprovechar mejor la luz natural durante la mañana.
Sin embargo, muchas personas no consiguen sincronizar su pico de productividad natural con estos horarios, por lo que no serán capaces de exprimir al máximo su potencial. Solo algunos empleados con jornada 100% remota y con capacidad para trabajar de forma asíncrona, pueden poner en práctica el ‘Cronotrabajo’ y cumplir lo que muchos otros solo podemos soñar: sincronizar el horario laboral, con sus cronotipos personales.
El concepto de Cronotrabajo fue acuñado por la periodista Ellen C Scott, creadora del blog Working on purposey copresentadora del podcast Eat, Sleep, Work, Repeat. Lo que propone esta tendencia es adaptar la jornada laboral al ritmo circadiano natural. Si al levantarse por las mañanas cuesta trabajo es antinatural ponerte a laborar a las 8 de la mañana porque ni tu cerebro ni tu cuerpo está en su mejor momento.
El estándar laboral de ocho horas se ha aceptado desde hace mucho tiempo como el costo de existir como trabajador de oficina. Se considera un “mal necesario”. Pero la necesidad de estandarizar la actividad de todos está impulsada por un enfoque mecánico. En el mundo actual, el enfoque Humano es más popular y comienza por asumir que todos somos diferentes, con necesidades diferentes. Adaptarse a las personas creará las mejores actuaciones, que en última instancia ayudarán a la empresa tanto como a las personas que trabajan allí.
Se ha aceptado durante mucho el tiempo los traslados a una oficina física al comienzo y al final de cada jornada laboral como un costo aceptable de trabajo. Pero eso cambió repentinamente en 2020, cuando la pandemia de Covid obligó a todos, excepto a los trabajadores presenciales más esenciales, a regresar a sus hogares para trabajar de forma remota.
Cuando la economía mundial no colapsó (exactamente), quedó claro que el trabajo remoto era un beneficio neto para la fuerza laboral globalizada y altamente en línea de hoy. También llegó el trabajo asincrónico. El trabajo remoto ciertamente puede adaptarse a un horario de nueve a seis, pero tiene menos barreras de seguridad incorporadas que obligan a los trabajadores a trabajar en el horario estándar. En cambio, muchos trabajadores remotos siguen un horario asincrónico.
¿Una razón más por la que el Cronotrabajo podría ser la ola del futuro? A la generación que actualmente ingresa a la fuerza laboral le encantará. La Generación Z, el término para aquellos nacidos entre mediados de los 90 y finales de los noventa, representará el 27% de la fuerza laboral para 2025. Ya sabemos que los miembros de la Generación Z se benefician mucho más de las opciones de trabajo remoto que la generación anterior.
Además, la Generación Z son comunicadores asincrónicos naturales. Les encanta enviar mensajes de texto y mensajes, pero odian las llamadas telefónicas reales. Si alguna generación va a cambiar la forma tradicional y seria de desempeñar un cargo, será la más joven. Las empresas que quieran aprovechar la próxima generación probablemente ofrecerán ventajas como horarios flexibles u opciones remotas.
El Cronotrabajo nunca despegará en todas las industrias. Es necesario realizar muchos trabajos en un cronograma establecido, desde la recolección de basura hasta los equipos de atención al cliente. Los turnos de noche seguirán siendo los mismos y todos los hospitales necesitarán de profesionales de la salud atendiendo 24 por 7.
El Cronotrabajo también planteará algunos desafíos. Al igual que con cualquier forma de colaboración asincrónica, los líderes deberán establecer expectativas claras y trabajar con los empleados para garantizar que todos permanezcan en sintonía, especialmente porque no trabajan las mismas horas.
Al final, el valor actual del Cronotrabajo para las empresas radica en tratarlo como un beneficio para atraer a los mejores y más brillantes trabajadores. Pero mientras los trabajadores sigan expresando su interés en una mayor flexibilidad horaria, el mundo empresarial seguirá mejorando a regañadientes. No tenemos nada que perder excepto nuestras horas pico.
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