Aparentemente ya no hay nada nuevo bajo el sol, sin embargo, la demanda de mentes innovadoras es muy alta al ser un valor en sí mismo. Este capital humano se ha hecho especialista en enfocar su pensamiento en la transformación deliberada de la información recopilada en imaginación e iniciativa. Cuentan con la capacidad para aplicar ideas abstractas en un servicio o producto que cubre una necesidad concreta que no había sido resuelta. Los líderes de hoy saben bien que el anterior argumento es la esencia que dirige a los consumidores a tomar dinero de su cartera e invertirlo –casi sin pensarlo–, en tu producto o servicio: INNOVACIÓN.
La innovación puede ser incluida en cada paso del proceso de producción. Desde la generación de la idea, hasta la compra del producto o servicio que deriva de este proceso, siempre existirá la oportunidad de implementarlo en forma única y diferente al resto. Por ejemplo, desarrollar un método que disminuya los tiempos de producción origina ahorros inesperados o la forma novedosa para la fabricación del producto que minimiza costos sin comprometer la calidad del resultado. La innovación también impulsa la creación de nuevos métodos para la formación de sociedades, así como lo ha hecho en el área de Recursos Humanos: horarios de trabajo flexibles, en personal viajero y ‘home office’.
Producidas por la evolución constante en tecnología o procesos (el eterno BETA).
Son disruptivas, revolucionarias e inéditas (iPod, Facebook).
No debemos olvidar que la innovación también involucra la aceptación de un riesgo a correr. Las empresas que crean productos o tecnologías originales asumen el mayor compromiso porque generan nuevos mercados. Los imitadores son más cautos y se arriesgan menos, ya que despegan desde un producto innovador y lo adaptan hacia un enfoque más efectivo.
Somos especialistas en innovación tecnológica que aporta valor a tu negocio. No esperes más el tiempo pasa.
