La pandemia del Coviv-19 ha desvanecido en tiempo récord la distancia entre las dinámicas globales y sus consecuencias individuales, anulando en un segundo la dinámica cotidiana en todos sus aspectos. Con los los límites de movilidad y confinamiento, nos enfrentamos al desafío de continuar operaciones y aumentar la conexión social disminuyendo el aislamiento emocional para evitar estados negativos que afecten nuestra la calidad de vida.
Desde el punto de vista de la salud física, el distanciamiento social y el confinamiento, son medidas necesarias de salud pública. Desde el punto de vista de la salud mental-emocional, nos pone en riesgo de aumentar las emociones negativas asociadas con el aislamiento social, que generan resultados como:
Al margen de las actividades laborales a distancia, lo más importante en este momento es trabajar en la conexión social, esta representa una necesidad humana primordial que mejora el rendimiento de los sistemas cardiovascular, endocrino e inmune, todo lo cual podría ayudar a las personas a reducir el riesgo de contraer enfermedades.
Esta temporada en la que estamos es inusual, pero, temporal. Aun así, será difícil y durará más de lo que nos gustaría. Enfrentaremos desafíos individuales y sociales que no hemos enfrentado antes. Es importante que reconozcamos que la desconexión es un súper estresante; hace que otros factores estresantes se sientan aún más pesados y debilita la efectividad de cualquier práctica de resistencia que pueda estar utilizando. Al asumir este desafío juntos, nos encaminaremos a la superación de esta etapa y hacia un futuro más prometedor.